LA BATALLA DE LAS TERMÓPILAS
Hoy, en nuestros paseos por la historia, conoceremos una de las grandes gestas militares del mundo antiguo. Me refiero a la batalla de las Termópilas. Nos encontramos en el año 481 A.C. Las ciudades-estado griegas se veían amenazadas por un descomunal ejército procedente del imperio persa y dirigido por su poderoso rey, Jerjes I. Ante la inminente invasión, las ciudades-estado deciden mandar un contingente de soldados elegidos entre los más valerosos, disciplinados, honorables y leales. Entre ellos destacan los soldados espartanos al mando de su rey Leónidas I, un rey a quien le habían encomendado retener el mayor tiempo posible al numeroso e inmenso ejército persa. Leónidas contaba con ocho mil hombres, de entre ellos trescientos espartanos de su máxima confianza. A cambio de que las ciudades-estado griegas pudieran reagruparse y hacer frente al inmenso ejército persa, Leónidas y sus valerosos soldados tendrían que sacrificar sus propias vidas.
El gran rey espartano buscó el mejor lugar para dar batalla al colosal ejército persa y lo encontró en el desfiladero de las Termópilas. Posicionó en falanges a todos sus hombres, bloqueando el estrecho lugar por donde debían pasar los soldados persas. Resistió las embestidas del ejército persa que, en varias y numerosas oleadas, dirigía Jerjes contra ellos.
La desgracia cayó sobre Leónidas y sus valientes soldados. Un traidor desveló, a cambio de una fortuna en oro, la forma de atravesar las imponentes montañas por otro lugar y así poder rodear a Leónidas y sus hombres. Jerjes I consiguió situar su ejército a ambos flancos, pero el rey Leónidas no se amilanó y mantuvo su resistencia hasta el último de sus hombres. Tal era la valentía y decisión con la que luchaban los espartanos que Jerjes I decidió evitar que siguiera creciendo el número de bajas entre sus hombres. Recurrió así a una forma poco honorable de ganar esa batalla, dada la diferencia que había de soldados en ambos bandos. Utilizó a sus temibles arqueros, pues en la lucha cuerpo a cuerpo los espartanos parecían casi invencibles. Miles de flechas llovieron sobre los espartanos hasta que ninguno quedó en pie. Si bien Leónidas fue derrotado y los espartanos que lideraba murieron hasta el último hombre, su valor, disciplina y espíritu de lucha en pos de la libertad de los pueblos griegos supuso una victoria psicológica que unió y dio esperanza al ejército griego. Un ejército que, posteriormente, saldaría cuentas derrotando a Jerjes I y su imponente ejército en la batalla de Salamina.
En el siguiente paseo por la historia,
conoceremos a uno de los más grandes filósofos y pensadores de la historia de
la humanidad, Sócrates…
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