ALEJANDRO MAGNO
Hoy, en nuestro paseo por la historia, conoceremos la increíble vida de uno de los personajes más atrayentes de la antigüedad, nos referimos a Alejandro Magno. Hijo de Filipo II y Olimpia, nació en junio del año 356 A.C. Recibió una exquisita y concienzuda educación y con el tiempo, se convertiría en uno de los mejores estrategas, exploradores, y políticos de la Historia. De estar la antigua Grecia bajo la constante amenaza de los persas, con el inicio del reinado de Alejandro Magno, fueron ellos los que se vieron amenazados, hasta el punto que, derrota tras derrota, fueron conquistados por Alejandro.
Entre sus educadores destacan el inteligente Leónidas y el sabio Aristóteles. Todos ellos proporcionaron a Alejandro una educación amplia en política, matemáticas, geografía, idiomas... Surgió en él una gran afición por la lectura. Un libro que siempre le acompañó fue la Ilíada. Sus héroes se convirtieron en un ejemplo a seguir. Quiso vivir sus aventuras, imitar sus hazañas, conseguir sus logros, e incluso mejorarlos y, de esta manera, pasar a la Historia.
Tras la muerte de Filipo II, Alejandro continuó la obra de su padre, unificando las ciudades-estado griegas. Para conseguirlo tuvo que luchar contra los tracios y otros pueblos rebeldes. Famoso fue el sitio de la ciudad de Tebas, que tras vencerla, consiguió un grandioso botín. Con todas estas victorias Alejandro se convirtió en el líder de todos los griegos.
Tras finalizar la unificación griega, continuó con su sueño, dando comienzo a la invasión de los persas. Reunió un inmenso ejército de aproximadamente treinta mil soldados y cinco mil jinetes que, gracias a las formaciones y tácticas militares que creó Filipo II, nos referimos a las temibles Falanges, le permitieron al genial Alejandro, victoria tras victoria, conquistar el imperio persa, llegando incluso a la India.
La primera gran batalla que enfrentaría a Alejandro con el todopoderoso rey de los presas, Darío III, fue en Issos. En ella, la desigualdad numérica de los combatientes era notoria, pero el valor de los soldados de Alejandro le dieron la victoria. Darío tuvo que huir y reorganizar su ejército para dar batalla a Alejandro más adelante. Alejandro fue tras él. En su recorrido conquistó ciudades inexpugnables como la antigua Tiro, pero fue en la batalla de Gargamela donde se decidió la suerte de Darío III. Tras dar la orden de ataque, nada pudo hacer Darío y su ejército contra la inteligencia militar de Alejandro y la capacidad bélica de sus falanges. Darío III fue de nuevo derrotado y huyó con un pequeño grupo de seguidores que más adelante le traicionarían y le darían muerte. Alejandro, al encontrar su cadáver, lo enterró respetuosamente como un gran rey y, posteriormente, dio muerte a sus asesinos. Una vez más, Alejandro supo ganarse el respeto de los persas. Alejandro había conquistado un gran imperio, pero eso no era suficiente para él. Quiso seguir avanzando a pesar de que sus hombres estaban cansados y querían volver a Grecia.
Siguió avanzando, conquistó Egipto y fundó la ciudad de Alejandría, convirtiéndola en la más floreciente urbe del Mediterráneo, por no hablar de su famosa biblioteca, donde Alejandro acumuló el saber de toda aquella época. Alejandro llegó al río Indo. Sus hombres ya no querían avanzar más. Aún así, Alejandro siguió con sus proyectos. Sus generales empezaron a conspirar contra él, por lo que tuvo que dar muerte a muchos de ellos. Alejandro, envejecido, triste y casi sin fuerzas, alrededor del mes de junio del año 323 A.C., contrae una terrible enfermedad, el paludismo, que acabó con la vida de este gran personaje histórico.
En el siguiente paseo por la historia conoceremos un pueblo de grandes navegantes e intrépidos comerciantes, los Cartagineses...
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