domingo, 15 de abril de 2018

VIKINGOS

VIKINGOS


     Hoy, en nuestros paseos por la historia, conoceremos a los vikingos. Su origen lo podemos encontrar en lo que se conoce por Escandinavia. A mediados del siglo VIII A.C. Debido a un crecimiento de población, decidieron explorar nuevas tierras. La forma que utilizaron fue surcando mares y recorriendo caudalosos ríos mediante sus flexibles barcos conocidos como Drakkar. Los Drakkar eran naves construidas con madera de encina y sus remos con madera de pino. Con estas naves, y durante siglos, serían el azote y la rapiña de las poblaciones que encontraban en su camino.

     Los vikingos eran guerreros valientes. No conocían el miedo, eran temerarios hasta la muerte, temibles, acostumbrados a las inclemencias del tiempo de su país de origen. Eran de elevada estatura, con pobladas barbas y un frondoso cabello que dejaban crecer libremente, lo que les daba un carácter feroz y salvaje. Los consideraban bárbaros del norte y sólo ver sus naves aproximarse causaba verdadero pánico. Hacían incursiones remontando ríos, gracias a sus versátiles naves. Eso les permitía llegar a ciudades de interior que se asentaban a la orilla de los caudalosos ríos. 

     Las tripulaciones de estos magníficos barcos estaban formados normalmente por cuarenta o cincuenta remeros/guerreros. Acostumbrados a vivir sin ninguna comodidad, eran austeros y espartanos. Los barcos eran pequeños, sin camarotes, con el espacio justo para sus tripulantes y los tesoros que conseguían en sus incursiones.

     Los vikingos se protegían con pieles curtidas y utilizaban unos cascos cónicos, sin cuernos, de piel o metal donde asomaba una protección nasal. Los que tenían más fortuna llevaban cotas de malla, y los menos afortunados, de piel. El arma que más utilizaban y que al mismo tiempo los caracterizaba era la temible hacha vikinga, de grandes dimensiones. También llevaban espadas de doble filo, arcos, jabalinas, e incluso piedras que lanzaban con sus poderosísimos brazos. Se protegían tras unos enormes escudos con los que avanzaban en imponentes líneas con paso firme y decidido. 

     Sus incursiones, buscando tesoros y riqueza, los llevaron a Irlanda, Islandia, e incluso llegaron, según los historiadores, al continente americano, quinientos años antes que Cristóbal Colón. Por el sur también hicieron incursiones, llegando al mediterráneo. La península ibérica sufrió numerosas invasiones desde Galicia hasta Andalucía. En esta última, llegaron hasta la ciudad de Sevilla, remontando el río Guadalquivir. Todos sus intentos fueron frustrados por el ejército de Ramiro I en Galicia y el ejército musulmán en Sevilla. Sus aventuras les llevó a lugares tan distantes como la antigua Constantinopla.

     Entre sus dioses mitológicos, encontramos al dios Odín, padre de todos los dioses, el cual tenía dos cuervos que lanzaba todos los días sobre la Tierra y le contaban a su regreso todo lo que sucedía a los humanos. Odín tenía un hijo adorado por los vikingos, Thor, el dios del trueno. Contaba con un martillo que lanzaba en forma de boomerang. También contaba con el famoso cinturón de poder que le proporcionaba una fuerza inusitada. Los guerreros vikingos, cuando morían combatiendo, creían que iban a un lugar llamado Valhalla, un enorme y majestuoso salón que existía en la ciudad de los dioses, gobernada por Odín. 

     Tiempos donde lo mítico y lo real se combinaban en las mentes de los intrépidos y valerosos vikingos, haciendo de ellos grandes aventureros e inigualables exploradores, lo que los llevó a asolar muchas ciudades de Europa durante siglos.

     En el próximo paseo por la historia conoceremos al insigne poeta griego Sófocles...

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