Plutón.
Plutón es una esfera muy fría de piedra helada, de un tamaño mucho menor que el de la Luna. En 1.930, su descubrimiento apareció en los titulares de los periódicos de todo el mundo. El abuelo de Venetia Burney, una niña de 11 años de edad, leyó la noticia en el periódico londinense The Times, mientras estaba desayunando en Oxford, Inglaterra. Cuando leyó en voz alta el artículo del descubrimiento del noveno planeta, Venetia meditó un instante y luego dijo: "Deberían llamarlo Plutón". Plutón era el dios romano del inframundo. Al abuelo de Venetia le entusiasmó la idea y esa misma mañana deslizó una nota en el buzón de un astrónomo de Oxford, que pasó la sugerencia de Venetia a Vesto Slipher, el director del observatorio Lowell de Arizona, desde donde se había descubierto el nuevo planeta.
En la oscuridad.
"Joven, me temo que está usted perdiendo el tiempo; si hubiera más planetas ya se habrían encontrado hace tiempo", le dijo un astrónomo a Clyde Tombaugh en 1.929. Afortunadamente, Tombaugh no hizo caso de la advertencia. Este joven de Kansas envió sus dibujos de Marte y Saturno al Observatorio Lowell, en Flagstaff (Arizona), y el director del observatorio, Vesto Slipher, quedó tan impresionado que le dio un puesto de trabajo. Tombaugh contaba entonces 23 años de edad el trabajo, en principio, parecía aburridísimo.
La existencia de Neptuno, el octavo planeta, se había predicho para justificar las inexplicables interacciones gravitatorias que recibía Urano. Sin embargo, después de muchos años de observación de Neptuno, los astrónomos comenzaron a sospechar, erróneamente, que su presencia no podía explicar por completo las anomalías de la órbita de Urano. ¿Existiría un noveno planeta? ¿Existiría el llamado planeta X? Tombaugh se impuso la tarea de encontrarlo.
El joven astrónomo fotografió sistemáticamente las estrellas de todo el zodiaco. Tomó dos fotografías de cada región del cielo, con unos días de separación, y las comparó una y otra vez con un aparato llamado "microscopio de parpadeo". Cualquier objeto que "parpadease"entre las estrellas podía ser n objeto cercano.
La dedicación de diez meses de trabajo de Tombaugh, a la larga, dio sus frutos; se descubrieron 29.000 nuevas galaxias, 3.969 asteroides, 1.800 estrellas variables y 2 cometas. El 18 de febrero de 1.930 su increíble dedicación lo condujo a la victoria: allí, haciéndole un guiño desde la oscuridad, estaba el noveno planeta. Tombaugh irrumpió en la oficina del director: "Dr. Slipher -exclamó- , ¡he encontrado el planeta X!ª. Con el tiempo, el planeta X cambiaría su nombre por el de Plutón.
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