domingo, 1 de julio de 2018

CAYO JULIO CÉSAR AMANECER


CAYO JULIO CÉSAR
AMANECER

    

Hoy, en nuestro paseo por la historia, contaremos con un personaje considerado como uno de los políticos y estrategas más hábiles de todos los tiempos. Su nombre completo es Cayo Julio César, nació en el seno de una familia patricia, un trece de julio del año 100 A.C., en la ciudad de Roma. El destino le tenía reservada una vida apasionante, repleta de éxitos pero también de traiciones y sufrimiento. Fue el último gobernante de la República romana. Tras su asesinato en el año 44 A.C., se instauraría el Imperio romano. Su relación familiar le permitió ocupar, desde muy joven, diferentes y prestigiosos cargos públicos: Cuestor (69 A.C.), Edil (65 A.C.), Gran Pontífice (63 A.C.), Pretor (62 A.C.), Propretor de la Hispania Ulterior (61-60 A.C.). En el año 60 A.C., regresa a Roma y toma el poder gracias a la formación de un triunvirato compuesto por el multimillonario Craso, el prestigioso general Pompeyo y él mismo. En el año 59 A.C. fue elegido Cónsul y desde una labor política que le proporcionó fama y reconocimiento solicitó el control de Galia Cisalpina, Narbolense e Iliria, donde daría muestras de su talento militar y comenzaría a fraguar su gran obra, la fundación inicial del futuro Imperio romano. 
Desde su más tierna juventud dio muestras de que nos encontrábamos ante un personaje significativo. Cuenta la leyenda que fue capturado por unos piratas, los cuales, ante su juventud y poca estatura, comenzaron a burlarse de él. 
-          El jefe de los piratas, con desprecio, dijo en alto: “¿Qué rescate nos van a dar por alguien así?” 
-          César, orgulloso, le replicó: “¿Cuánto crees tú que pagarían por mí?” 
-          El pirata le contestó con desdén: “No creo que me dieran ni veinte talentos de plata” 
-          César, herido en su orgullo, estiró todo su cuerpo, alzó la barbilla y fijó su mirada en el pirata, y con autoridad le espetó: “Pide cincuenta talentos por mí” 
Aquella escena generó risas y burlas entre los piratas, pero el jefe, intrigado, aceptó la propuesta. Mandó a sus esclavos para que propusieran aquel rescate tal y como le había indicado César. 
-          El Jefe de los piratas, antes de ordenar la salida de los esclavos para pedir el rescate, amenazó al propio César con las siguientes y definitivas palabras: “Si no pagan tu rescate, morirás” 
Hasta el día en que llegó la decisoria respuesta, César, lejos de estar preocupado, se dedicó a criticar  a sus captores, pues los trataba como simples bárbaros, rudos, indisciplinados e incultos navegantes. Una situación que generaba entre los piratas cierta extrañeza pero al mismo tiempo provocaba hilaridad al ver la actitud de aquel joven personaje que en cualquier momento podía morir. La respuesta llegó y con ella los cincuenta talentos. Ante el asombro de los piratas, César fue liberado. 
-          Cesar antes de marcharse se dirigió de nuevo a su jefe y con seguridad y firmeza le dijo: “Volveré y cuando te encuentre te ahorcaré” 
Y así fue, tal como lo había pensado, al llegar a la península itálica, convenció a un armador y junto a una flota y un pequeño ejército formado por mercenarios deseosos de aventura y riqueza, el joven César encontró a los piratas y cumplió su promesa.  
En nuestro siguiente paseo por la historia continuaremos con Julio César...

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