domingo, 22 de abril de 2018

LOS GUERREROS ESPARTANOS


LOS GUERREROS ESPARTANOS


     Nos encontramos en Esparta, antigua Grecia, alrededor del siglo V A.C. Acompañaremos a los guerreros espartanos y conoceremos sus costumbres, la forma de organizarse, su pasión por la guerra, adentrándonos junto al rey Leónidas I de Esparta en una de las más gloriosas e increíbles batallas que ha conocido la historia de la humanidad, la batalla de las Termópilas.

     En aquella época, mientras algunas ciudades-estado evolucionaban hacia una incipiente democracia, la ciudad de Esparta y sus habitantes se decantaron por la monarquía. Una monarquía que tenía dos reyes. Uno que se encargaba de las tareas administrativas y religiosas, mientras que el otro se dedicaba exclusivamente a la guerra.

     La ciudad espartana estaba situada en Laconia o Lacedemonia, una región de unos 3.500 km2. La propia ciudad, ni en los momentos de su mayor esplendor, llegó a alcanzar la belleza y desarrollo artístico y arquitectónico de la ciudad-estado ateniense. El carácter austero y disciplinado de los espartanos, su devoción por las cuestiones militares, hizo que no destacaran por su desarrollo humanista. Sin embargo, en el ámbito militar, se convirtieron en un pueblo mítico, que tendría su momento más glorioso en la batalla de las Termópilas.

     Su ejército no era muy numeroso, pero sus guerreros eran sometidos a un entrenamiento muy exigente y selectivo hasta el punto de que, según la leyenda negra que rodea a este pueblo, los niños nacidos con algún defecto físico o psíquico eran sacrificados en el cercano monte Taigeto. Sólo escogían a los más fuertes y sanos para formar parte de sus ejércitos. La continua guerra y esta deplorable e inhumana forma de seleccionar quién merecía vivir y quién no, les llevó a que sus poblaciones disminuyesen progresivamente hasta su total desaparición.

     Los soldados espartanos empezaban su duro entrenamiento a la tierna edad de siete años y hasta los veinte años, momento en el cual, tras superar una durísima prueba, pasaban a formar parte del ejército. No salían del mismo hasta cumplir los sesenta años, es decir, cuarenta años de guerra, lucha y muerte. El soldado espartano desarrollaba unos códigos de honor, lealtad y compromiso con sus iguales, hermanos de armas , que los convirtieron en los mejores militares de su época.

     Un enemigo terrible y poderoso acechaba sus fronteras. Nos referimos al imperio persa, encabezado por su rey Jerjes I. Los persas estaban formando un ejército como nunca antes se había visto. Jerjes I reclutó soldados procedentes de todos los confines de su inmenso imperio. Los historiadores hablan de un ejército de entre 250.000 a 2.000.000 de soldados , dispuestos a invadir la antigua Grecia. Se las verían con los guerreros espartanos y su destreza militar.

     Ante esta posible invasión, en Corinto, alrededor del año 481 A.C. se reunieron los griegos de varias ciudades-estado y decidieron hacer frente a los persas. Los griegos mandaron hacia el sur un pequeño ejército de unos nueve mil hombres al mando del rey militar de Esparta, Leónidas I. Como buen estratega y ante la diferencia notable entre ambos ejércitos, Leónidas buscó un desfiladero para poder resistir la terrible embestida del colosal ejército persa, y así dar tiempo a los griegos para que organizaran un gran ejército que pudiera hacer frente a Jerjes I. A unos ciento sesenta kilómetros de Atenas, Leónidas encontró su ansiado desfiladero. Nos referimos al paso de las Termópilas, donde tendría lugar la memorable batalla.

     En el siguiente paseo por la historia, continuando con los guerreros espartanos, conoceremos lo que sucedió en la notable y reconocida  batalla de las Termópilas...

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