El otoño
No es el más caluroso, ni tampoco el
más frío, pero el más tranquilo, el que
hace unos días llegó con alegría al año. El
otoño.
Las calles, cubiertas de hojas, se
veían como desiertos salpicadas de rojo y
de amarillo, obviamente vistas por las
personas que paseaban por las calles.
Los pájaros, orgullosos de que fuese
otoño, vigilaban sobre las copas de los árboles lo que pasaba debajo de ellos.
Las ardillas, que envidiaban a los
pájaros, se batían por los piñones y las
nueces que caían de los árboles.
El sol, brillaba, pero especialmente en
el parque, invitando a los niños a que
jugaran allí. Y efectivamente, los niños
aparecían en el parque.
Finalmente, persiguiendo a la nieve de
las montañas cercanas, el ciervo se veía,
corriendo libre y jugando con otros
ciervos, disfrutando, igual que él.
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